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Aunque nadie lo sabía hasta hace unos minutos, la selección de Uruguay estaba destinada en este 2010 a alcanzar las semifinales de un Mundial por cuarta vez en su historia. El que haya visto el partido y sus giros argumentales sabiendo el resultado, pensará que se trata de un argumento muy rebuscado para dar a los sudamericanos como finales vencedores ante Ghana, pero es que este segundo choque de cuartos de final no ha sido apto para cardíacos.
De hecho no empezó nada bien, porque justo antes del descanso llegaba el primer gol de la noche para los africanos. Muntari, con un disparo lejano con un maligno bote que sorprendió al meta Muslera, cerraba una primera mitad de alternativas, en las que hubo ocasiones claras y en la que empezó dominando Uruguay y su rival fue comiéndole terreno hasta conseguir marcharse al descanso por delante en el marcador. En un partido de tal calibre, un gol puede ser una ventaja insalvable, pero Diego Forlán se encargó de no contemplar esa posibilidad al convertir el tercer tanto de libre directo de lo que va de Sudáfrica 2010. Tras los japoneses Honda y Endo, el atlético repitió hazaña desde la izquierda haciendo inútil la estirada de Kingson.
Por aquel entonces ya habían transcurrido diez minutos de la segunda parte y el partido volvía a estar de lo más abierto. De ahí al minuto noventa fue Uruguay la que motivada por la inercia de su tanto buscó con más ahínco el segundo y la victoria, pero Ghana estaba muy entera y ya en la prórroga aprovechó para tomar el mando, haciendo valer su mejor forma física tras el palizón de los celestes. Pudo acabar con todo Boateng a dos del final con un cabezazo a bocajarro, pero Luis Suárez andaba bajo palos y tocó con la mano para evitar el gol. El héroe de los octavos vio la roja, pero mantenía la esperanza de salvar a su equipo siempre y cuando Gyan, sobre la hora, no anotase desde los once metros.
Fue entonces cuando el destino empezó a dar muestras de nuevo de que la noche sería celeste. El africano lanzó pero la envió al larguero, citando directamente a ambos equipos de nuevo al punto de penaltis, pero en este caso a la tanda de cinco lanzamientos por contendiente. Los primeros entraron todos, pero el ghanés Mensah abrió el catálogo de fallos. Casi cuando lo tenía hecho Uruguay, Pereira también erró, pero Adiyiah se encontró con Muslera seguidamente. El destino, se encargaba ahora de Sebastián “El loco” Abreu, que se hizo famoso por un gol cantado que nunca convirtió cuando jugaba en el San Lorenzo de Argentina, hace ya trece años. Pero Abreu desde hoy tiene sitio en los anales de la historia con su gol a lo Panenka, que convierte en semifinalista a Uruguay cuarenta años después, que se dice pronto.
Los charrúas se medirán a Holanda en semifinales, mientras que mañana se decidirán las otras dos plazas, con un super entrante entre Argentina y Alemania para acabar con el España-Paraguay. Queda poco Mundial, pero lo que queda es para no perdérselo.